martes, 22 de julio de 2014

Firma de ejemplares



Ese momento en el cual el libro cambia de manos tiene la peculiaridad de poner en la casilla del lector esa parte de responsabilidad que le compete a la hora de juzgar el trabajo del autor. Ese trasiego de páginas se convierte en el vehículo imprescindible para que la persona que un día se puso a escribir vea hasta donde puede llegar aquello que salió de su pluma. Por eso a la hora de escribir unas líneas para que figuren como dato añadido al margen de la propia publicación, el autor siente la emoción propia del que está ofreciendo lo mejor de si mismo. La trayectoria a seguir por parte de ese ejemplar firmado nunca la sabremos, su devenir trasciende a ese mágico momento, es deseable que no se convierta en algo personal y la rueda de lectores en torno a esa firma gire y gire. Dos personas, un libro y un exposición de pintura como mudo testigo, qué más se puede pedir para que la trasmisión de conocimientos se ponga en marcha.
“Cuando los bosques mueren” vuela de nuevo, cambia de manos. La satisfacción se refleja en los rostros. El preámbulo ya está escrito. Tan solo falta la culminación del proceso, la respuesta del lector.

martes, 15 de julio de 2014

Juntas de nuevo


25 de Julio de 2014

—¿Cómo están los nervios, Sonia?
—Si quieres que te diga la verdad, Carmela, deseando que llegue el día veinticinco.
—Bueno, bueno, tú no te preocupes, que los nervios se pasan en cuanto se acaba el acto.
—¡Ja, ja, ja!, qué graciosa, anda cuéntame otro chiste.
—Chicas, perdonad que os diga que se pasa un mal rato, ¡eh!
—No exageres, Clara, ¿el día que estuvimos en la Casa de la Sirena estuvimos nerviosas?
—Nosotras puede que no, pero hubo quien no durmió bien la noche anterior.
—¿Estaréis las dos en El Perelló?
—Hija, qué quieres que te diga, a mí me gustaría, pero…
—¿Pero qué, Carmela?
—Salgo de vacaciones mañana mismo, lo tenía previsto, lo siento.
—A quién se le ocurre, en pleno verano presentar un libro.
—Te recuerdo, Clara, que hablamos de Valencia, y aquí hay playa.
—Vaya, vaya…
—Sin cachondeo, querida Carmela.
—Si no digo nada, tú sabrás como te lo montas, además como allí estarán todas tus amigas, el éxito está asegurado. Y Clara casi seguro que también os acompañará ¿o no, Clara?
—Yo quiero ir, así que salvo contratiempos inesperados, viviré en directo las mieles del triunfo.
—¡Ay, chicas!, si os confieso la verdad, es que me como las uñas.
—¡Ja, ja, ja!
—Anda, apuremos el café y volvamos a la lucha diaria, un beso y que os vaya de rechupete.
—Gracias Carmela, me acordaré de ti.
—Hasta pronto.
—Adiós, Clara, nos vemos.

martes, 8 de julio de 2014

Texto de presentación



La escritora Antonia María Carrascal preparó el texto que sigue para el acto de presentación del libro. 
Sras., Sres. Buenas noches.
Soy Antonia María Carrascal y estoy encantada de estar entre vosotros para acompañar a José Rodríguez Infante en la presentación de su novela “Cuando los bosques mueren” de la que es autor y a la cual pertenece el diálogo con el que hemos abierto este acto.
En el otro extremo de la mesa se halla Juan Cuesta Macías secretario de la organización Ecologistas en Acción y coordinador de la campaña “Un andaluz, un árbol” patrocinada por la Junta de Andalucía, que ha accedido generosamente a acompañarnos esta noche porque el tema que aborda esta novela le importa y mucho.
En el centro de la mesa y a mi izq/drech se encuentra el autor. José Rodríguez Infante es un autor del que admiro su prosa cercana, que sabe hacer llegar a todos pintando con palabras cuanto cuenta o describe. Una prosa ágil y diáfana que te toma de la mano de la mano en las primeras letras de lo que escribe y tanto despierta el interés del lector que quien lee se olvida de sí y como un convidado silencioso, participa del argumento y con él se conduce hasta agotar el libro en un par de sentadas.
Pero démosle la palabra al interesado para que nos cuente lo que desee acerca de él.
......
Y ahora centrémonos en la novela que es a lo que hemos venido aquí esta noche:
P: Yo siempre he pensado que los bosques mueren en otoño con la caída de la hoja y renacen en primavera, pero en la  portada de este libro no veo hojas caídas, sino cerillas. ¿Tiene eso alguna explicación?
JRI: 
P:  ¿Qué te impulsó a escribir este libro?
JRI
P:  ¿Quién quema los montes? ¿Por qué y para qué se queman?
JRI:
P:  ¿Qué se hace para proteger los bosques y que no sean quemados?
JRI:
P:  ¿Quiénes apagan los fuegos?
JRI:
P: ¿Sobre quiénes y cómo repercute la quema de los árboles?
JRI:
P: Centrémonos de nuevo en la novela. Podrías esbozar un perfil de los protagonistas Chus, Carmela y Chascajavas?
JRI: 
P: Y ya para terminar. El capítulo 67, ya casi al final, sorprende por su atemporalidad. Se diría que está fuera del tiempo y el contexto del cotidiano transcurrir de la novela. En este capítulo, el lector se ve inmerso en un mundo diferente, un mundo mágico o hechizado en el que los protagonistas son espectadores e incluso participantes de un mundo diferente. ¿Quieres explicarnos someramente por qué ese capítulo especial?
JRI: 
P:  Bien, Sres. Aunque, afortunadamente, el fuego no crepita en los alrededores, La novela “Cuando los bosques mueren, está servida.
Muchas gracias.

martes, 1 de julio de 2014

Iremos al Parque Alcosa


Desde la Escuela de Adultos Manolo Collado del Parque Alcosa de Sevilla se han interesado por la novela Cuando los bosques mueren, así que habrá que hacer los honores y para después del verano, nos presentaremos —la novela y yo— en la mencionada escuela para debatir con las integrantes de la Asociación de Mujeres Nosotras y tratar de sacar el máximo provecho del encuentro.
Así que Carmela, Chus y Chascajavas, confío en vosotros para que os pongáis las mejores galas y me dejéis en buen lugar delante de esas personas que van a tener la deferencia de compartir con nosotros un cafetito.
Es un buen principio que a la asociación le interesen los escritores que tienen complicado  aparecer en los canales habituales de las grandes estrellas de la literatura. Autores locales que tienen a bien dedicarse a esto de la escritura y presentar sus proyectos y que de alguna manera pueden conocer de primera mano la interpretación que dan los lectores a su trabajo.
La escritura es un aprendizaje contínuo, por tanto no me queda más que agradecer a estas mujeres la invitación cursada y espero que luego de la tertulia todos salgamos con la satisfacción del deber cumplido.