En junio del año 1982, en la página de sucesos de los
periódicos y entre atracos, órdenes de capturas, juicios, alijos y muertes se
menciona también una “Ola de incendios en Carmona”. Colillas mal apagadas,
chispas de máquinas agrícolas, provocan al menos cuatro incendios forestales.
En julio, se producen episodios parecidos en Constantina,
aunque en estos casos se admite que los incendios han sido provocados e incluso
se detienen a los presuntos autores. Mientras tanto en Barcelona 150 vehículos,
1000 hombres, aviones, Ejercito, Icona y Protección Civil luchan por sofocar
los incendios. Hay cuatro detenidos como autores involuntarios de uno de los
incendios.
En agosto el Príncipe Felipe, tripulante del Xargo Cuarto, se clasificó en segundo
lugar dentro de la clase A que disputa el trofeo Mallorca. Cae una
impresionante tromba de agua en Barcelona, se anuncia la aparición de diez
nuevos periódicos en Andalucía. Arden 120 hectáreas de
monte bajo en Almodóvar (Córdoba). Los trabajos de extinción duraron más de
nueve horas, interviniendo en ellos fuerzas de la Guardia Civil, personal de
Icona y varios vecinos encabezados por el alcalde. De nuevo salta a los medios,
la localidad de Carmona, puesto que en su término municipal se produce un violento
incendio, producido por la quema de unos rastrojos.
Jesús Arnao Domínguez, Chus, de 22 años, se traslada de
Macegoso a Sevilla y se matricula en 1º de BUP, mientras que Mari Carmen Alonso
Lebrón, Carmela, con 17 años decide iniciar su mundo laboral en una Granja
Escuela. Celestino Márquez Chaza, Chascajavas, de 24 años, vive como puede,
aunque su proximidad a Don Berna ya es manifiesta.
La andadura de estos y otros personajes comenzó tal día como
hoy de hace dos años. Los traigo a la palestra porque, en cierto sentido, es de
lamentar que aún sigan latentes en nuestro entorno, las situaciones que
inspiraron el nacimiento de esta novela y que, a pesar de los pesares, sigo
creyendo que tienen solución.