viernes, 16 de octubre de 2015

El bosque mediterráneo


                                                      
                                                         PN Los Alcornocales

El texto que sigue puede leerse en la página oficial de la Junta de Andalucía

 La importancia de la montaña en el paisaje andaluz favorece su acusada impronta forestal. Los bosques, matorrales y pastizales ocupan 4,6 millones de hectáreas, lo que supone el 52,6% del territorio de la comunidad autónoma. Dentro de esta superficie, 2,5 millones corresponden a terrenos arbolados, donde sobresalen las especies quercíneas (encinas, alcornoques, quejigos y robles), con 1,4 millones de hectáreas, y las distintas variedades de coníferas, con 688.797.



                                                           Dehesa andaluza

El bosque mediterráneo, ejemplificado en los encinares y alcornocales, es el componente definitorio del espacio forestal andaluz. La encina, con sus hojas pequeñas, coriáceas y persistentes, otorga un uniforme tono verdoso al paisaje durante todo el año. A su alrededor crecen numerosas especies de arbustos y plantas aromáticas como el romero, el tomillo o la lavanda. En comarcas como la Sierra de Huelva, el fruto de las encinas –la bellota– constituye la base de la crianza del cerdo ibérico, que, a su vez, ha originado una potente industria agroalimentaria en torno a productos de gran calidad como el jamón de Jabugo.

                                                          PN Sierra de Aracena
                                                          
Los alcornocales tienen su principal valor económico en el corcho, material escaso e insustituible del que Andalucía aporta el 50%  de la producción española. El Parque Natural de los Alcornocales, entre Cádiz y Málaga, alberga la mayor extensión mundial de este tipo de bosque, con 167.767 hectáreas.

                                                            PN Sierra de las Nieves

El bosque mediterráneo andaluz se completa con especies de hoja caduda, como el castaño, y con una gran diversidad de coníferas. Un caso singular es el de los pinsapares que crecen en las serranías de Cádiz y Málaga. Estas masas forestales están formados por un raro tipo de abeto, el pinsapo, una reliquia de las formaciones vegetales de las glaciaciones que encuentra sus únicos hábitats mundiales en Andalucía y el norte de Marruecos.

                                                        PN Sierra de las Nieves

En este ambiente natural se cruzaron las vidas de Chus Arnao, Carmela y Chascajavas, con el resultado que se relata en las páginas de la novela Cuando los bosques mueren.

jueves, 1 de octubre de 2015

Capítulo 9


                                Así comienza el capítulo 9 de Cuando los bosques mueren
El veintitrés de febrero de mil novecientos ochenta y uno se produjo en España un hecho que podía haber cambiado el curso de su historia, al ser asaltado el Parlamento por un grupo de guardias civiles, encabezados por el Teniente Coronel  AntonioTejero. El país se paralizó ante esta situación que hacía temblar los cimientos de la nueva democracia, constituida tras la muerte de Franco. La Guardia Civil quedaba un tanto perpleja y en todos los cuarteles se vivieron horas de contenida angustia. En Macegoso, Basiliano Arnao como Comandante de Puesto, llamó al acuartelamiento de todos sus efectivos y se sentó a su mesa de trabajo sin quitar la vista de encima al teléfono, pendiente de las órdenes de sus superiores. La sangre fría que demostraba ante su subordinados, no reflejaba la rabia contenida que le quemaba la sangre, “ya era hora que alguien le metiera las cabras en el corral a ese atajo de inútiles”. Sus amistades trataron de ponerse en contacto con él, pero en esos momentos no tenía ojos más que para la televisión instalada de urgencia en su despacho y oídos para las indicaciones de Gutiérrez, encargado de filtrar todas las llamadas. Chus hacía lo mismo en su casa, sólo que su boca era como las fauces de un dragón.
-- Cabrones! ¡Hijos de puta!
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