Jesús Arnao Domínguez, Basiliano Arnao, Virginia Domínguez, Mari
Carmen Alonso Lebrón, Bernardo Farratell, Candelaria Sicre, Juan Levaniegos,
Ana Lebrón, Miguel Lozano, Santiago Guijarro, Diego Durán, Celestino Márquez
Chaza y Nuria Magariño son nombres que así leídos en frío y sin adobo alguno
cuesta digerir. Tal vez si los nombramos a algunos de ellos por sus apelativos:
Chus, Chascajavas, Carmela, Cande, El brigada, Don Berna, Leva, pudiera ser que
ya vayan sonando de algo. Si la amnesia persiste, no vaya al médico, no es
necesario, no tiene más que hacerse con un ejemplar de la novela Cuando los
bosques mueren y verá como enseguida se familiariza con todos estos nombres, al
tiempo que puede adentrarse en los intrincados vericuetos que significa el
repetitivo fenómeno de los incendios forestales. Si le gusta la narrativa, si
le preocupa su entorno más inmediato, si ama la Naturaleza, si quiere sacar sus
propias conclusiones, no lo dude, entréguese a la lectura de este libro. Se lo
dice alguien que conoce de primera mano a cada uno de los personajes
mencionados. Palabra de autor.
miércoles, 24 de mayo de 2017
lunes, 1 de mayo de 2017
25 años después
Conmemoramos este año el 25 aniversario de la Expo de
Sevilla, que comenzó en el mes de Abril y que permaneció abierta durante 6
meses. Poco después en el mes de Junio tuvo lugar la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, con especial
interés en ver qué medidas tomar contra el cambio climático. Hoy día aún se le
sigue dando vueltas al asunto y se pone en duda si de verdad existe ese cambio
propiciado por la acción del hombre o son intereses comerciales los que están
detrás de ese asunto. Ahí lo dejo, cada cual allá con sus propios juicios. Al
comienzo de ese mismo mes, en la Sierra de Huelva, un incendio llevaba dos
semanas incontrolados, con todo lo que ello conlleva de peligro para la flora y
fauna de la zona, la falta de previsión así como las plantaciones de pinos y eucaliptos
tuvieron mucho que ver en la propagación de las llamas. En la Expo hay quien da
cuenta de la detención de camellos, queriendo hacer su agosto, que de todo
había en la viña de la Cartuja, mientras que en Córdoba se inauguraba el
Teléfono verde para que los vecinos pudiesen plantear denuncias relacionadas
con el medio ambiente. La noticia era buena, no se que habrá ocurrido con los
resultados, me faltan datos. En el auditorio de la Expo se presentó Mario Maya
con El amor brujo de Manuel de Falla, al tiempo que desde la Junta de Andalucía
nos informan que habían disminuido casi un 50% los incendios forestales, grata
noticia, dentro de lo negativo que supone la destrucción de 4618 ha calcinadas
hasta la fecha del informe y en lo que iba de año. En el mes de julio, la Junta
de Andalucía emitió un informe sobre prevención de incendios: los factores que
influyen en el desarrollo de un incendio son la humedad y el grado de
inflamabilidad de la masa vegetal y la combustibilidad de la vegetación. La
resistencia al fuego de las especies vegetales es, en su mayoría producto de
una selección genética causada por los fuegos repetidos. Así en una zona
castigada por los incendios será más probable la existencia de pastizales que
de matorral o especies arbóreas. La teoría, como se puede observar, está muy
bien, luego llegaba el incauto de turno, el espabilado, el listillo, el
aprovechado y toda esa diversidad faunística de complicada calificación para
ponerla en práctica, no en el laboratorio sino en medio del campo y sin que
nadie lo viera. Qué mundo. En fin que han pasado 25 años y cada verano me sigue
dando miedo ver el telediario.
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