Así comienza el capítulo 20 de la novela Cuando los bosques mueren
No suele ver a su padre porque la mayoría de los contactos entre ellos son
por teléfono, pero un día decide sorprenderlo con una visita en Macegoso; están en el salón de
la casa y por la tele se emite un noticiario…
-Veinte mil personas ¿a dónde va tanto borrego?
-Papá, no son borregos, son gente civilizada que pide el final del
terrorismo.
-¡Si tuvieran las mismas agallas para presentarse en el País Vasco!
-Te recuerdo que el atentado ha sido en Sevilla.
-Todos sabemos donde está el mal.
-¡Ah, sí!
-Claro, Jesús, el que la hace la paga, no hay más Ley.
-¿Y dónde te crees tú que acaban los etarras detenidos?
-Sé donde acaban algunos…hasta en el Caribe.
-¡Venga papá, siempre igual! Seguro que aplaudirás a los Gal.
-¡Hombre!
-Pues son tan matones como los otros.
-¿Cómo los otros? ¿Pero como puede consentir el Presidente que se enjuicie a
las personas que le han echado cojones a los bandidos?
-La
Justicia es ciega.
-¡Sus muertos!, la izquierda no tiene
agallas más que para salir en la tele diciendo pamplinas; mucha Expo, muchas
fiestas pero ahí tenemos a esos criminales viviendo como reyes a nuestra costa.
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