lunes, 18 de febrero de 2019

Capítulo 22




                                  Así comienza en capítulo 22 de Cuando los bosques mueren
Dos meses antes, Carmela, Cande y Diego Durán se hallan en Sevilla con motivo del II Simposium sobre malos tratos a los niños, algo a lo que ha incitado la menor de los Alonso a su amigos, con cierta reticencia de Cande y con la promesa hecha a Diego que luego de ese encuentro tendrían que asistir a otro de corte bien distinto, pero al que él estaba invitado.
— ¿Por qué te preocupas tanto por los niños Carmela, si tú no tienes ninguno?-preguntaba Cande.
—Porque los veo tan indefensos, tan débiles y moldeables.
— ¿Y por los malos tratos?
—Es que eso es ya lo más cruel a lo que se puede llegar, pero de eso hablaremos en otro momento, sino vamos a aburrir a Diego.
-Por mí no preocuparos, no es que no me interese, lo que pasa es que andamos un poco escasos de tiempo y...
-Te entiendo, Diego, vamos a lo que vamos...
Del Simposium recogen la información escrita que una amable azafata les entrega y que luego Carmela se encarga de procesar de manera adecuada en su mente y más tarde se encaminan los tres a la calle Calatrava, donde está teniendo lugar unas jornadas sobre incendios forestales, organizadas por la emisora  Radio Chindirica, y coordinadas por la vivaz periodista, Nuria Magariños, que a pesar de su juventud, demuestra bastante soltura con el micrófono. Las dos mimbreñas se encuentran casi por sorpresa en una sala llena de gente que siguen con atención lo que ocurre frente a ellas, en una especie de escenario donde está teniendo lugar un debate en torno a los incendios forestales. Mayor fue aún su sorpresa cuando descubren que su amigo Diego Durán, el poeta, se encuentra frente a ellas, gesticulando en una mesa redonda, donde lo más poético que hay es una mesa camilla que preside la periodista.