Capítulo 19

                      Así comienza el capítulo 19 de la novela Cuando los bosques mueren
El año comienza con buenos augurios en la Sierra porque la nieve viene a cubrir con su manto, todos los malos presagios y hasta los cerdos de la finca Mantecosa, se lo pasan en grande correteando de un lado para otro dejando la marca de sus pezuñas como si estuvieran jugando a marcar senderos. Lo que antes era un vertedero de escombros, ahora resultaba un paisaje en miniatura de la majestuosa Sierra Nevada y los gorriones a falta de lugares seguros donde encontrar el sustento diario, se amontonan en los huecos de las chimeneas para no congelarse sus extremidades. Las portadas de los periódicos recogen el comienzo de la guerra de Irak y en Sevilla se ultiman las obras de cara al gran acontecimiento mundial de la segunda parte del siglo XX.
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Remembranza

Qué alegría cuando uno recibe en la puerta de su casa el producto de meses de trabajo.

 Llega el paquete y se recibe con los brazos abiertos como si se tratase de la entrada de lo que más quieres en el mundo. 

Se desembala con sumo cuidado y allí aparecen los ejemplares, todos juntitos, como camada de perdiz.

 Luego llega la hora de presentarlo en sociedad ⸺los amigos lo primero⸺, de pasearlo hasta que aprende a andar solito y de firmar a personas extrañas para que tengan un buen recuerdo de aquel día que por casualidad pasaban por allí. 

Bienvenido seas, libro mío, primogénito de mis carnes ¿cómo olvidar aquellos momentos?

 A fuerza de ser pesado los recuerdo una y otra vez y lo hago en público para que quede fehaciente constancia de la felicidad que dan momentos así.