Hubo una vez, por estos parajes,
a los que los ingleses llegaron con su fútbol,
una situación tal que los animales y las plantas
convivían con el entorno natural,
mientras que la industria minera seguía su
curso.
Pero la mano del hombre se mostró perversa
y entonces la Tierra sangró y
todo se volvió tan caótico que puede que llegue el día en el que las driades
dejen de existir.
En las manos de ese mismo hombre está que se revierta la
historia y prevalezca el raciocinio por el bien presente y sobre todo futuro.
Un paraje único.
ResponderEliminarLa mina vista desde el aire parece un balazo a la Tierra que se va desangrando. Parece su misma historia.
Abrazo.
Hola,Vero, es único e imprescindible.- Un abrazo
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