Cuando se decide emprender la tarea de enfrentarse a una
novela se piensa en los personajes. Enseguida surgen los dos fundamentales:
alguien que trata de sobrevivir a los avatares de la historia narrada y otro
que se dedica a poner zancadillas. Pueden ser personas o cualquier otro
elemento que consideremos como personaje principal de aquello a lo que nos
enfrentamos como autor, en eso no voy a entrar.
Una vez situados estos dos elementos, luego viene una larga
retahila en lo que se viene a denominar personajes arquetípicos, que según con
el apunte teórico que tropecemos puede contener unos y otros nombres, aunque en
esencia es el mismo. Me quedo con ocho que son un clásico: protagonista,
antagonista, tutor, contagonista, razón, emoción, ayudante y escéptico, que al
igual que ocurre en algunos estamentos militares, trabajan por parejas, y que a
poco que nos paremos a pensar en su denominación, cae por su propio peso la
aportación que hacen al desarrollo de la novela.
Los dos fundamentales actúan dentro de lo que se viene
llamando la historia subjetiva, o sea la parte de la narración que más tiene
que ver con los pensamientos, las ideas, el alma de aquello que queremos
contar. Y el resto, o sea las cuatro parejas mencionadas, se desenvuelven
dentro de la historia objetiva, es decir, de la acción, de lo que se deja ver,
de lo palpable.
Hasta aquí la teoría ¿bonita, verdad?
Pero luego viene la práctica y conforme avanza el borrador
surgen los allegados —término difícil de encontrar en la wikipedia porque me lo
acabo de inventar—, que van creciendo y creciendo hasta el punto de que hay que
asignarles algún papel. ¿Qué hacer? ¿Cómo destronar de sus poltronas a los diez
personajes mencionados, si todos ellos están cumpliendo con la misión encomendada?
Desde luego si la rebelión es notoria, no queda más remedio que tirar a la
basura todos los esquemas mentales y físicos y comenzar de nuevo. Y en el caso
de que no se vean afectados los cimientos de la obra en ciernes, se puede optar
por un término que tampoco es para buscar su copyraid, pero que podemos
denominar: trío, o sea, alguien o algo tan pegado a ese personaje que nos
plantea la duda de quién es quién. Pongo por caso: personaje principal,
personaje obstáculo y personaje allegado, que puede ir con el bueno o con el
malo, eso ya depende de la historia. Me cachis, lo que da de si comerse el
coco con tal de no dejar sin trabajo a alguien que nos cae bien.
En la novela Cuando los bosques mueren, se da -me parece-, algún caso de personaje allegado, pero no seré yo quien lo descubra. Ahí lo dejo.
En la novela Cuando los bosques mueren, se da -me parece-, algún caso de personaje allegado, pero no seré yo quien lo descubra. Ahí lo dejo.
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