domingo, 22 de febrero de 2015

Capítulo 6



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En sus primeros momentos macegos Chus portaba en sus palabras cierto acento del norte y eso unido a la novedad que siempre significaba la llegada de alguien nuevo al pueblo, provocó que en la plazoleta donde se reunía la chavalería tuviese a su alrededor alguien dispuesto a escucharle, no porque él fuese charlatán, sino por oír sonidos a los que no estaban acostumbrados. Las niñas formaban corrillos para comentar entre ellas los pormenores de su aspecto: su corte de pelo, esa media melena que ningún otro chico del pueblo se hubiese atrevido a lucir, esos vaqueros recortados mostrando los incipientes vellos de las piernas y esos ojos redondos y negros como las entrañas de los pozos de mina. No sucedía lo mismo en el colegio, donde sus compañeros le daban de lado, porque notaban en él algo extraño, tenía doce años y aún estaba en quinto de EGB y además apenas hablaba con ellos, procuraba siempre colocarse en algún lugar donde los demás no le molestasen, y esa forma de hablar tan rara pronunciando las ces y las zetas a su debido tiempo, y sobre todo las jotas, que al tratar de remedarlo algunos de sus compañeros se dejaban media garganta en el intento, provocando la risa generalizada del resto de la clase. Chus estaba acostumbrado porque desde que pisó Andalucía por primera vez siempre le ocurría lo mismo, pero él no tenía por qué cambiar, que se acostumbrasen los demás a su forma de hablar.
-Quién es el nuevo?- preguntaba MR.
-Hijo de un guardia me parece –contestaba JK.
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