miércoles, 27 de diciembre de 2017

Doce estampas




Siempre al borde del camino, siempre ofreciéndonos sus ramas para cobijarnos en los meses de estío, con sus caprichosas formas que hacen albergar aventuras de gnomos, driades y otros seres imaginarios dispuestos a hacernos pasar un buen rato. Ellos están ahí, tan callados, tan perennes, tan ajenos a la malicia humana, y eso que por sus hojas nos dan la vida, pero así somos, incapaces de saber valorar lo que tenemos tan cerca. Merecen tanto respeto que parece imposible que cada verano mueran cientos de ellos. Ahora que estamos en tiempo sereno es el momento adecuado para reflexionar y pensar las medidas adecuadas para que nuestros bosques sigan floreciendo por nuestro bien y el de toda nuestra descendencia.
Feliz 2018